lunes, 3 de febrero de 2014

Publicidad política, invasión de espacio público y lucha territorial.


 

 


Por:

ANDRÉS FELIPE RAMÍREZ A.

Universidad del Valle

 
 

Durante estos días es usual encontrar en calles y carreteras de las principales ciudades, todo tipo de propaganda alusiva a candidatos y candidatas políticos, sonrientes y mostrando la mejor expresión de confianza y seguridad. Otros avisos poseen mensajes que prometen ser la solución a los problemas del país.  

Cada valla, panfleto y pasacalle, posee un número de candidato y el símbolo del partido al que se adscriben. Estos elementos parecen ser la única distinción, porque el común denominador en todos ellos, son sus intereses políticos particulares  que los impulsan a hacer este tipo de campaña que se sostienen sobre su imagen y por tanto la necesidad de mostrar sus rostros pulcros y amigables  en  estos importantes espacios  públicos de ciudad. 

En un recorrido por dos departamentos colombianos como el Cauca  y el Valle del Cauca, percibí que existen tendencias políticas que dominan y predominan por áreas geográficas, es posible detectarlo porque se van definiendo claramente en el paisaje urbano al ver afiches y vayas en su mayoría con tamaños imponentes, todos con un color alusivo al partido político o al candidato que se van repitiendo con cierta regularidad. Sin embargo al continuar el trayecto dicho color se va desvaneciendo ante otros que indican la presencia de otro candidato y partido político diferente pero ya en un territorio específico distinto.  Esto demuestra que todavía en el territorio colombiano persiste una geografía electoral y política, donde la publicidad expresa y va tapizando los espacios de cada barrio, caserío, ciudad y departamento de nuestro país.

Este tipo de avisos publicitarios además de hacer propaganda política también dan información del dominio político de cualquiera de los tantos candidatos con sus respectivos partidos.  Esto demuestra en realidad una lucha territorial en la que incursionan los gamonales políticos sobre las poblaciones. Publicidad que tiene como propósito imponer su presencia en el territorio, como diciendo “esta población es mía”. Es decir una exposición de control y de dominio, socio territorial que se extiende por todos los rincones de los diferentes departamentos. No se salva, ni siquiera, las pancartas que dan Bienvenida a los extranjeros y visitantes ubicadas en las principales entradas a los municipio, donde a veces aparecen imágenes y propaganda de candidatos como mirando al cielo, sonrientes y seguros de sí mismos.

La preocupación real es cómo su imponente influencia en dichos lugares a partir de diferentes acciones e instrumentos  no se concentran exclusivamente en este tipo de medios publicitarios sino también en la violencia, el clientelismo, las alianzas con sectores al margen de la ley y con instituciones públicas y privadas que se prestan para la promoción de sus campañas políticas, son estas las que confabulan para que los espacios públicos sean invadidos de propaganda política aun violando las leyes que lo prohíben.  

Tal como lo afirma el diario local El País, este es el caso de la capital Vallecaucana donde el 99% de la publicidad política instalada no cuentan con los permisos requeridos, tanto vallas, pendones, afiches y demás elementos publicitarios regados por toda la ciudad no han sido autorizados: 

Hasta el momento, el 99 % de esta propaganda que aparece en vallas no cuenta con autorización para su instalación y tendrá que desmontarse, según la Subdirección de Ordenamiento Urbanístico de Cali… Sin embargo, las vallas no son las únicas que presentan irregularidades, pues los pendones, afiches, publicidad en andenes, puentes, postes de luz y fachadas de casas, también cubren la ciudad y ni siquiera están contemplados en el decreto 4110200770 del 2 de diciembre, que reglamenta la propaganda electoral permitida”.[1]

Entonces este periodo electoral manifiesta en realidad una lucha territorial entre  los candidatos y partidos políticos  donde el espacio público se convierte en la presa y  toma un valor que en ningún otro momento del año tiene. De manera irónica son pocas las veces que demuestran una verdadera preocupación por el mantenimiento y mejoramiento de estos espacios, un hecho imperante durante sus periodos de gobierno, lo que señala la verdadera falta de interés que tienen por intervenir en las condiciones socio urbanas de la población y, sin embargo, es justo durante el periodo electoral  que llegan repentinamente como un torrente a hacer presencia por todos los medios, en todos los lugares, de todas las formas, hasta que logran finalmente convencer a los ciudadanos respaldados en sus rostros placidos, pulcros y de majestuosa cordialidad que son la solución.    

Una lucha de propaganda que produce contaminación visual sin respetar en qué lugar se hace.










[1] Diario el país, “En Cali, el 99% de la publicidad política instalada no cuenta con los permisos”. Lunes 3 de febrero de 2014.