miércoles, 15 de octubre de 2014

Un análisis breve sobre las guerras mundiales.



Andrés Felipe Ramírez Arcila
Licenciatura en Educación Básica con Énfasis en Ciencias Sociales.
universidad del valle.
La segunda guerra mundial pensarla como un evento implementado es bastante cuestionable,  pues esta era la pregunta que se nos hacía para un parcial de historia por un profesor experto en el tema. ¿Cuál era el fundamento por el que las potencias implementaron la guerra?
Sí revisamos detenidamente cada palabra, interpretaremos que hay una intención en la pregunta y es afirmar aquellas  razones de peso por las cuales  participaron  las potencias, lo que me causa dificultad es interpretar la palabra implementación y ya diré porque. Pero primero diré que no fue un solo fundamento sino diferentes fundamentos de todo tipo y promovidos desde grandes potencias hasta potencias medias.
Ahora sí también podríamos afirmar que hubo implementación de estrategias y métodos militares, planes y políticas, capitales y tecnología, pero aun así esto no recoge todo lo que significo este hecho histórico[1] para definirlo como algo implementado.
La guerra más allá de ser un hecho producido, comprender su dimensión requiere analizarlo en un amplio repertorio de acciones de todo orden que como consecuencia de ellas  conduciría a su estallido con eco en todos los continentes del mundo.
Cuando menciono todo me refiero a fijar la atención en aquellas acciones bélicas y diplomáticas, de decisiones ambivalentes y decisiones radicales, de bandos opuestos que se apoyaban y bandos aliados que  se alejaban.  De razones  débiles y de emociones fuertes,  de intereses de largo plazo y de perdidas irreversibles, de estrategias y de tácticas proyectadas en espacios fijos y cercanos como también  en espacios remotos.
Teniendo presente ese conjunto de premisas considero que es bastante reduccionista y nefasto afirmar que la guerra ha sido algo como un instrumento que se implementa, si hacemos una revisión de este concepto nos damos cuenta que  su definición se remonta más a la ejecución de un plan, una política o un programa,  pero una guerra desborda el alcance de cualquiera de estos y conlleva a resultados impensables  e irreparables.
No es un asunto desarrollado por un mero actor, donde sus intenciones hayan sido las únicas que primaron y por las cuales se impuso la guerra, observemos detalladamente el campo de posibilidades de cada potencia, sus expectativas y limitaciones, la posición antes y después de la guerra, el margen de acción de los gobernantes y el peso decisorio de los gobernados para cualquier intervención,  el papel del nacionalismo, las ideologías, la religión, la cultura y todo el contenido político e histórico que condiciona la participación de una nación en un juego global por el poder. Toda una serie de acontecimientos que sin tenerlos presentes sería irrealizable una comprensión exhaustiva  y más o menos sistémica de lo que fue la guerra mundial. 
Por lo tanto termino diciendo que  pensar la guerra  en términos de un aparato que se activa con presionar un botón o hacer o ligada a una mera acción de un participante es instrumentalizarla al estilo de un arquetipo industrial,  es como pensar que es una máquina que se detono por sí misma y tiene su propia autonomía. Hecho que es incongruente e incompatible reconociendo el ardo esfuerzo de exploración, indagación y análisis de los historiadores, que llegan a interpretaciones muy bien elaboradas respaldadas por cientos de fuentes y demás información, construyendo un conocimiento próximo de los hechos. Donde hacen de forma muy precisa la multicausalidad, los antecedentes, las acciones[2] y la estructura, reconociendo de este modo las múltiples acciones de cada participante y las consecuencias de esas acciones en el escenario mundial, donde el conjunto de ellas sin excepción hacen efectivamente el escenario tan lamentable y destructor de una gran guerra mundial.



[1] Si hablamos de que es un hecho histórico es vista su consecuencia para los años venideros un nuevo orden mundial, un afianzamiento de valores americanos como libertad y democracia y  la promoción de estilos de vida apolíticos que se anclaron a la vida de consumo.
[2] Acciones como estrategias y tácticas unas más letales que otras, pero también diferentes sustentos políticos que las cultivaban como también desarrollos científicos que se expandían por todo el globo terráqueo, diferencias culturales y raciales que se imponían, gobiernos de diferentes matices y modos particulares de concebir la nación, el progreso, la sociedad y el Estado.

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