domingo, 8 de marzo de 2015

Marcha por la vida ¿Qué nos deja?


La marcha por la vida está en marcha y llama la atención en un país donde la vida dejó de ser sagrada, se acomete el acto de asesinato indiscriminadamente por razones de toda índole, desde los fatídicos celos de las relaciones corrientes entre pareja hasta la realización de asesinatos sistemáticos a jóvenes, ancianos, mujeres, niños, lideres, estudiantes y activistas por intereses donde prevalece el costo-beneficio, porque la vida dejo de tener valor y se le concedió un precio.  

Sí esta marcha ayuda en algo, qué también sea para ofrecer un diagnóstico del país, con la información necesaria para comparar una movilización que se expresa de diferentes maneras en cada territorio y que de este modo refleja realidades sociales y políticas tan distintas y peculiares.  En suma, hoy también se celebra el día de la mujer, la fecha no es casual para la marcha, más porque se reivindica simultáneamente una figura de la contradictoria dicotomía humana, donde una se rehace para exigir justicia, igualdad y el cumplimiento de sus derechos.      

En esta marcha es claro cómo particularidad, el papel activo de líderes políticos, es el caso de Antanas Mockus quien desde un inicio promovió la idea. Así mismo otros líderes oficiales destacados se unieron como Gustavo Petro, Clara lopez  y el presidente Juan Manuel Santos en Bogotá[1]. En el caso de Medellín con Sergio  Fajardo[2] y en Cartagena con su alcaldesa Elsa Noguera, en estas tres ciudades la participación fue masiva, tuvieron un gran acompañamiento pero también hay que mencionar la participación activa de movimientos sociales y organizaciones políticas conformadas desde las bases como movimientos feministas, artísticos, juveniles, estudiantiles, entre otros cómo algunos futuros candidatos políticos que  aprovecharon  para participar de manera organizada con un nombre, color y pancarta distintiva. 
   
Es inquietante preguntar ¿qué pasa en Cali? Una asistencia casi que notoria, bastante débil[3]. Sí la quisiéramos ver como una expresión política de la ciudadanía, es entonces definitivamente pobre, evidencia muchas cosas, entre una de ellas, el poco poder de los líderes oficialmente elegidos para llamar a la marcha. Esto  es lamentable más para el caso particular del Gobernador Ubeimar Delgado y el Alcalde  Rodrigo Guerrero[4] que no fueron seguidos masivamente tan sólo cuatrocientos caleños asistieron.[5] Lo que significa que cómo figuras líderes no hay una base política que atienden a su llamado cómo tampoco fue notorio alguna otra figura presente liderando en la ciudad con seguimiento masivo. Una pregunta suelta es ¿Cómo  personas que están en tan importantes cargos, han llegado allí sin disponer de una base política organizada que los respalden?

A esta débil marcha también se le suma que los colectivos y movimientos sociales de la ciudad son muy contados y sus motivaciones no son tan fuertes en este caso para acompañar desde sus intereses específicos lo que se busca de manera general que es la defensa por la vida que le compete a la gran mayoría a excepción de algunos grupos de mujeres que fueron las que sobresalieron principalmente para el caso caleño.

Siguiendo con el panorama nacional hay otros más pesimistas “radicales” como el partido del centro democrático que dicen mantener una posición crítica que no les permite asistir ni respaldar la marcha[6]. Sin embargo, no hay ninguna posición crítica como sí la tendría un verdadero partido político de oposición, sus posturas son criticonas en el sentido vulgar y eso es otra cosa. Sus voceros afirman que su posición política es profundamente diferente[7] y creo que en eso tienen toda la razón yo diría que no sólo diferente sino contrastante, con una historia de venganza y huellas de dolor, sangre y genocidio que tejen su presente y sus proyecciones, entonces por supuesto, que no tienen ni la voluntad ni la posición moral para participar en una movilización que intenta recuperar el valor por la vida, ya que impulsan todo lo contrario la permanencia del  conflicto  el interés de continuar el derramamiento de vidas, lo que podría calzar perfectamente en un país que presenta las condiciones para marchar hacía ese abismo. 

A pesar de todo esto, la marcha de hoy es exitosa, reanima esperanzas para seguir pensando en que construir una sociedad distintas es posible, qué no son uno, ni dos, los que tienen la responsabilidad encima, sino, que hay un variado respaldo de centenares de ciudadanos que motivados por intereses de todo tipo coinciden en que hay que dar un giro a esa concepción de vida que se nutre del conflicto, de la muerte y del dolor. Un reto como sociedad, desde cada uno de sus agentes de cambio, volver a posicionar la vida en el máximo escalafón de los valores, pues en una sociedad donde esta siga siendo pisoteada difícilmente podremos marchar en un sentido alternativo hacia la convivencia, la aceptación y el respeto mutuo. 



[1] http://www.eltiempo.com/politica/gobierno/marcha-por-la-vida-en-colombia/15352360
[2] http://www.caracol.com.co/noticias/regionales/cerca-de-1000-personas-marcharan-por-la-vida-en-medellin/20150306/nota/2662338.aspx
[3] http://www.elpais.com.co/elpais/colombia/fotos/mujeres-lideraron-marcha-por-vida-cali
[4] http://www.noticiascaracol.com/valle/cali/cali-se-suma-este-domingo-la-marcha-por-la-vida
[5] http://www.eltiempo.com/colombia/cali/marcha-por-la-vida-cali-tambien-se-manifesto-por-la-vida/15360356
 [7] http://www.caracol.com.co/noticias/actualidad/este-domingo-colombia-marcha-por-la-vida/20150308/nota/2663700.aspx



foto: El País.com

domingo, 15 de febrero de 2015

Tiempo para pensar en el tiempo.

Más allá del tiempo. 

Este aparato, que lo podemos definir fácilmente y en primera instancia como un conjunto de piezas que en su función articulada hace del tiempo un conjunto de fracciones fijas e ilustradas por un top de números al borde de una circunferencia  con un centro que posee  dos manecillas generalmente con puntas en flecha permitiendo en un cálculo extraordinario el instante del día, de la hora, del minuto, del segundo en que estamos.

Lo que habría que hacer también por fuera de la definición del reloj es mencionar  sus implicaciones en la noción temporal tan definida y detallada que ha posicionado en la vida cotidiana de la sociedad moderna, donde se remonta su origen como actualmente lo conocemos y no en ninguna otra época. 

Época misma en la que se aceleró un hecho opuesto, el desvanecimiento de la conexión directa con los ciclos y cambios naturales que eran históricamente la pauta del vivir de los hombres, mujeres y niños en diferentes lugares y sociedades del mundo. Puesto que han sido estos ritmos de la naturaleza los que por siglos principalmente en la vida rural orientaban las jornadas de trabajo , sus festivales,  los momentos de cultivo, de cosecha, los días de fecundidad y hasta los momentos destinados a la religiosidad o actividades relacionadas con la espiritualidad.

Con el reloj masificado los seres humanos comenzaron a  confluir en un campo de actividades fijamente coordinadas, es decir, en una serie de secuencias con comportamientos regidos y minuciosamente anticipados  donde su sumatoria pasaron a constituir un engranaje único de la actividad productiva y distributiva del mercado adscritas al lugar temporal en que se enmarcaron millones de vidas en la historia reciente del mundo occidental hasta el momento actual. 


El reloj es la síntesis de la vida industrial cumple una imagen y representa una función, ilustra la operatividad del biopoder, el dispositivo más sutil y venerado en el que no sólo la corporalidad fue disciplinada y moldeada a las lógicas propias de las dinámicas sociales del régimen global vigente, sino también toda disposición en general de las prácticas humanas condicionadas a segmentos temporales compuesto por pedazos de horas en una mecánica artificial y socialmente producida.

Todas aquellas actividades que surgían como actos de preferencia individual (horas de trabajo, descanso, alimentación, familia, ocio) pasaron a tener su posibilidad de efectuarse dentro de segmentos del tiempo específicos. Hubo una especie de estandarización bastante genérica que abarcó cualquier particularidad de género, edad, labor, historia, intereses, y así consecutivamente cualquier rasgo de diversidad entre humanos culturales e históricas.

La regulación y dominación del tiempo fue la solución perfecta a las necesidades del mercado, de la industria y de la actividad económica en general. Sin embargo, esto fue tan sólo en un principio porque este pequeño aparato se prolongó a los múltiples lugares desde donde desarrollamos la cotidianidad, se instauro en el espacio, en las actividades públicas y privadas, finalmente en el inconsciente individual como también en el colectivo rigiendo las nociones pasado-presente-futuro.


Esto ha sido definitivamente desafortunado y expondré las razones en los siguientes párrafos. Para iniciar nuestro vivir sucede en pedazos temporales proyectados en un reloj que anula la oportunidad para cualquier otra cosa que no haya sido fijada en la agenda, conlleva a competir contra toda circunstancia, en la inercia física de la labor a realizar, enmarca día a día en lo predecible y en lo repetitivo todo esto  para que nuestras mente no nos reclame al final del día.

En este engranaje es mínima la posibilidad de encuentro, de armonía y de reflexión de hacer conexión con nuestra naturaleza. 
Ahora más que nunca le damos más valor al tiempo lo ponemos por encima del ocio, de la familia, de los amigos, de la vida y de nosotros mismos como entidades vivientes. Nos enfrentamos a una gran paradoja y es que no hay nada más allá del tiempo comprendiendo este como  nos lo ha presentado la visión dominante del mundo y  lo que es el medio de nuestras vidas se instaura como el fin último y lo que es peor se reduce a un esquema de veinticuatro horas en las que todo está establecido.  


Es difícil liberase de sus cadenas, y digo cadena porque nos pone limitaciones y nos condiciona. Reduce la posibilidad de elección y enclaustra a parámetros fijos que se alimentan en rutinas imperecederas hasta el día de la muerte. 

Hay la obligación de pensar el tiempo e ir más allá, escapar de la mecánica funcional en el sentido abstracto y practico de la palabra. Volver a reclamar el silencio,  la lentitud y la pausa porque es así como se alcanza  la coherencia del existir. Sin embargo, tenemos el terror de salir de estas cadenas.

Sí quisiéramos habría dos situaciones que enfrentar en primer lugar; ser conscientes del campo de relaciones existentes que exige con toda presión acoplarse a este estándar social de coordinación de actividades humanas temporalmente fijadas  por un sistema económico que lo demanda y que ha desarrollado conjuntamente una ideología que lo ha naturalizado, es decir, lo ha convertido en un hecho que es inmutable e in negociable. Sí no hay consciencia del marco político-económico en el que se organizan nuestras vidas es poco posible tener un margen de actuación mayor que el que se nos ha destinado. 

En segundo lugar hay un reto al salir de sus cadenas y es recuperar nuestra capacidad de valorar con mayor fuerza otros hechos del vivir por fuera de él, es decir valorar el tiempo de otra forma y no la que se nos ha enseñado.  Y esto es un reto porque se corre el riesgo de enfrentarse con el "OTRO" y con el "YO" en la posibilidad de entregar más de lo que se daba, “TIEMPO”  en la plena experiencia de compartir y valorar la existencia, en la libertad de estar y permanecer, de hacer y construir, de experimentar y disfrutar, de ver y sonreír todas estas virtudes significativas que llenan de sentido la vida.



Romper con este esquema temporal es tan solo posible cuando surge en vía de una reivindicación, qué es en primera instancia individual porque implica la condición de distinguir entre lo que es una vida a merced del engranaje de la actividad productiva motor de la sociedad y de la vida en función de la vida misma y no aferrada a  estos utensilios tan poco prácticos para desarrollar la vida en la totalidad y en la plenitud de la existencia que es una sola e irrepetible. 

jueves, 8 de enero de 2015

Facebook e identidades virtuales.



Publicar noticias, fotos , sentimientos y reflexiones en facebook, es una actividad cada vez más recurrente de las personas,  estas inicialmente eran común en adolescentes y personas jóvenes pero ahora ni los adultos y poco más que adultos se escapan. 

Mi  mejor amigo siempre atento a todo las modas, corrientes o simplemente actitudes o fetiches que constantemente aparecen  me pregunta ¿ a que se debe este tipo de comportamiento? Pues en realidad es algo que hace tiempo también intento responderme,  creo que no tengo una respuesta muy elaborada comprobada experimentalmente, pero puedo hacer una breve reflexión del asunto y lanzarme a ofrecer un par de ideas.

Esto podría contestarse ligeramente afirmándose  que es una necesidad de atención que tienen algunas personas desocupadas y no encuentran otra cosa que estar comentando cada cosa que siente, pasa, percibe o piensa. Pero decir esto es caer en un prejuicio o una mera respuesta rápida sin hacer una revisión más profunda.

Lo primero que tengo por decir es que un publicación cualquiera donde se comparte información del ámbito privado ocurre en el contexto cotidiano más comúnmente de lo que pensamos, es algo casi periódico ver que las personas están comunicando  su quehacer, sus aspiraciones, sus logros o sus tropiezos. Creo que lo que llama más la atención es para el caso de las emociones que lo entiendo como un momento de relación orgánica y dinámica que sucede por cientos de circunstancias con otras personas, animales u objetos,  donde puede constituirse desde la alegría hasta suma tristeza o preocupación y es justo esta situación la que no solía ocurrir muy fácilmente, pues nadie anda diciendo como se siente a todo el mundo.

Esta conducta  puede estar asociada con la representación que hace la persona de si misma, el facebook, como medio virtual permite la creación de una identidad, donde la información, el que hacer, el perfil y el pensar de las personas constituyen un YO para los otros. Reitero las emociones no es lo único que se suele publicar también los logros, metas, temores, reflexiones, lugares, y todo el mundo cotidiano que constituye la identidad de la persona.

Lo que sucede cuando se pública cualquier cosa de las mencionadas lo que esta ocurriendo es que se afirma una identidad, donde los otros que participan de una forma u otra (like- comentario) la aceptan o la reprueban.

La realidad material y la realidad virtual operan como representaciones del mundo representacional de cada sujeto donde una puede ser tan verdadera como la otra, esto explica porque suele pensarse que todo lo que los demás hacen, piensan, perciben, sienten es como en realidad sucede, sin tener presente que cada cosa que sucede pasa porque hay una intencionalidad de afirmarse entre los otros, son redes sociales y  la información que selecciona quien la comparte es tan solo un poco de toda la que constituye la experiencia diaria.

Antropocentrismo y consumo de animales.


POR

Andrés Felipe Ramírez A.


Hay un principio en todo convivir con el otro, no hagas a tu semejante lo que no desearías que te hagan a ti, sí este fuera más constante en las relaciones no solamente entre humanos sino también con los animales no humanos entonces la vida estaría en la dirección correcta. Bajo este principio que resulta simple, pero cuesta tal dificultad entenderlo y más importante aún emprenderlo y convertirlo como parte del convivir, entonces  posiblemente el coexistir con los demás en la experiencia de vivir tendría un sentido diferente.

Te contestaría a tu pregunta, ¿Por qué no comer carne? Con una respuesta ¿Por qué comerla? ¡Es esto tan natural, que ni siquiera lo ponemos en duda¡ sí bien recuerdo  poseemos en términos biológicos más características vegetarianas que carnívoras, nuestro sistema digestivo y nuestra morfología lo revelan. Nuestra imagen no está tan próxima al  carroñero ni al león como si lo está  al chimpancé que se alimenta de frutas y plantas, mucho menos  asesina por placer o por diversión aunque tampoco lo hacen los carnívoros pero si lo hace el hombre.

Respondiendo ahora si a la pregunta ¿por qué no comer carne? Cada día surgen estudios de las consecuencias de este hábito, son más los daños que sus ventajas. Está asociado a un conjunto de enfermedades como el cáncer, la diabetes, hipertensión, obesidad y problemas cardiovasculares. Las mismas que estadísticamente tienen un lugar importante de los causantes de muertes de miles de personas. También tenemos que al ser una práctica extensiva implica cantidades de alimentos, agua, suelos y energías con un impacto ambiental desalentador.  Sin embargo, estos motivos no parecen  suficientes para dejarla de consumir, inclusive yo pensaba así,  pues el anhelado  sabor de esta y la costumbre de tenerlo en el plato así sea una vez al día es algo que no es fácil dejar. 

Pero informándome más encontré que en todo esto hay un verdadero dilema que aunque ya lo han dicho los defensores de los animales yo lo quiero sostener, el dilema es ético más que por salud o alguna razón ideológica.

Al reflexionar sobre una práctica tan despiadada como la producción en engranaje de animales no humanos que pasan por un sin un número de procedimientos crueles e insensibles, pues son golpeados, remontados, despellejados, violados, apuñalados, descuartizados y desangrados. Esto se replica uno tras otro en largas filas los 365 días del año en diferentes partes del mundo me parece que es la salvajada más brutal, injustificada y desconsolante que hace el hombre por razones que reposan en el lamentable gusto por la CARNE.

Una persona es más ética cuando otra en sus comportamientos tiene una actuación no ética, aunque esto es argumento tautológico su interpretación es breve, una persona que no asesina es más ética que aquella que si lo hace.  Imaginarse el dolor, la tortura, la desconsolación, la angustia, el pánico, el sufrimiento de un semejante por algunos instantes es motivo suficiente para cambiar los hábitos cuando estos son la razón causante de dicho destino.

Reitero, este hábito está más asociado con el gusto por ella, con la riqueza que produce y con la tradición, pues este último el que finalmente le da un lugar privilegiado al ser ampliamente aceptado y rechazado tan solo por unas minorías que cada vez son más. El gusto por la carne que no es netamente natural sino que se produce por el consumo de ella consistentemente desde muy niños entonces se convierte en algo casi que irrenunciable como cualquier vicio al que no renunciaría un adulto por ser lo que le genera satisfacción.

Pero así como este hábito existen infinidad de cosas que son tentadoras, exquisitas, irresistibles pero que al tener una valoración negativa culturalmente entonces desistimos de ellas, pues son ampliamente rechazadas: como  la venganza, el hurto, la infidelidad y la prostitución. Muchas de estas además porque tienen  una connotación ética que limita actuar cuando está en dirección contraproducente contra la integridad del otro,  por un placer propio. Es en esta misma dirección que la práctica sistemática de asesinatos de otros animales debe frenar, como cualquier otra práctica que se sustente en la violencia y en el uso indiscrimado de las partes de sus cuerpos. (Piel, lana, cuernos, uñas, dientes, etc...)
   

Finalmente no comer carne porque es un acto que esta desligado a la supervivencia como lo he afirmado anteriormente y lo hacemos más con otros fines que se vinculan más con el placer y la diversión bajo la idea del hombre como especie que se piensa a sí mismo como superior, extraño de la naturaleza y con la creencia de una especialidad que los desvirtúa de lo que es en realidad, un organismo más de millones que existen en este mundo pero que en una cosmovisión del mundo occidentalizada – judeocristiana que se da el derecho de exterminar con ellos, con las condiciones para que se produzcan y consigo mismo.  

Una visión antropocéntrica, egoísta y arrogante que hay que empezar a cambiarla puesto que no es el camino como especie ni como seres vivientes que provienen de la misma naturaleza que invita a vivir en el amor y en la coexistencia, no en el odio y en la exterminación.