Escrito por:
Andrés
Felipe Ramírez Arcila.
Pregunta personal ¿Los momentos
en que los Estados Unidos pierde la hegemonía global coinciden con la
proliferación de las izquierdas en la región? ¿de ser así, ello explica que en
el ascenso económico reciente de los Estados Unidos asciendan gobiernos de
extrema derecha en A.L?
El texto es una excelente
aproximación conceptual y empírica de la transición del neoliberalismo al neo
desarrollismo en América Latina. El
primero fue el régimen político que durante tres décadas se afianzó como marco
ideológico en las agendas políticas de la región, caracterizado por la
intervención directa del FMI y el BM. Estos entes lideraron las reformas
realizadas por los gobiernos de diferentes países de América Latina bajo la
necesidad de superar el estado de crisis de la década de los 70´s del siglo
pasado. En aquel contexto, el mercado fue el principal
ganador. Si bien hasta antes de la crisis la sociedad había sentido las
bondades de un Estado de bienestar, alcanzando avances notorios en materia de educación,
servicios públicos, salud, infraestructuras y legislación a favor de la fuerza
laboral ello fue irrumpido en la era neoliberal.
En términos generales el
desarrollo hacía adentro priorizó la industrialización y la diversificación de la
economía como eje central del proceso modernizador. Con la crisis de los 70´s,
los países de Latinoamérica debieron adoptar una serie de reformas para liberar
capitales y obtener liquidez financiera y al mismo tiempo cumplir con los
intereses de la deuda externa. De algún modo América Latina estuvo subordinado
en sus decisiones a los lineamientos fijados desde el sector financiero
internacional constituido por los países más influyentes en la economía mundial
como los Estados Unidos. De este modo, el principal ganador en las décadas
siguientes 80´s, 90´s y primera década del siglo presente fue el mercado sobre
la sociedad a través de la subordinación del Estado. El costo de esta liquidez
financiera fue la disminución abrupta en los rubros de inversión social y el
desmembramiento de las empresas públicas con excepción de algunos países que
optaron por mantener sus derechos sobre la industria petrolera.
Durante estas tres décadas las
economías de la región entran en un proceso de apertura, unos más acelerados
que otro como el caso de Chile, Perú, Brasil y México. Otros más moderados como
Argentina, Colombia, Uruguay y Ecuador. Esta apertura consistió en las nuevas
disposiciones normativas que facilitaban el ingreso de capital extranjero, como
también en territorios con abundancia minero-energética y demás recursos
primarios. Esto sería acompañado de una serie de tratados donde aumentaba el
flujo comercial con bajos aranceles entre los países involucrados. En términos
de legislación, se adelantaron diferentes reformas que dieron como resultado la
flexibilización laboral, apareciendo nuevas modalidades contractuales como el
contrato por prestación de servicios, por obra labor, sin prestaciones sociales
y sin posibilidad de estabilidad a futuro. Empresas que eran administradas por
el estado fueron abiertas a la venta a firmas extranjeras, muchas veces
argumentando baja rentabilidad y despilfarro de recursos.
La doxa neoliberal se desquebrajaría
a finales del siglo pasado con la crisis económica iniciada en México y
trasladada al oriente asiático de la cual se tomaron medidas de reajuste que
tampoco fueron suficientes para evitar la crisis del 2008 producida en los
Estados Unidos. Estas crisis dejaron claro que las premisas neoliberales eran
insuficientes para asegurar la estabilidad financiera, puesto que en cuestión
de horas podían fugarse el ahorro de más de una década. Aunque esta última
crisis no afectó gravemente Latinoamérica como si a los Estados Unidos y a
varios países europeos dejo al desnudo los graves problemas conllevados por la
desregulación del mercado y la necesidad de un control por parte de los estados
nacionales.
Es en este periodo justamente
donde emergen para el caso de América Latina gobiernos de un corte anti
neoliberal, con discursos más moderados respecto a la fe ciega en el mercado
como foco de crecimiento económico, estabilidad y progreso social. Priorizando
en la agenda pública nuevamente la importancia de un desarrollo impulsado desde
los contextos de cada país y en el segundo plano la imperiosa necesidad de mantener
indicadores macroeconómicos de alto rendimiento. Es también en este contexto
donde se afianzan diversos tratados de libre comercio, procurando conformar
bloques regionales, o régimenes de integración regional sobre los cuales
proyectar una sola presencia en un mundo multipolar configurado después de las
crisis económicas, donde Estados Unidos pierde el lugar unipolar que mantuvo
hasta finales del siglo pasado sobre las demás economías del mundo.
Este contexto coincide con una
apertura en América Latina no únicamente en términos económicos sino también en
términos políticos, gobiernos con agendas plurales, que iban desde los de
extrema derecha hasta los de una izquierda antiimperialista y estrictamente
nacionalista. También coincide con la emergencia de Brasil como un país candidato
a convertirse en potencia mundial junto con China, Rusia y la India. Esto
acelera procesos de integración regional de multivariados enfoques, la UNASUR y
MERCOSUR como bloques que promovían un nuevo desarrollismo focalizado en la
región y, por ende, interesados en aumentar el flujo comercial, humano,
financiero, tecnológico y académico entre sí, como también, cimentar una
comunidad regional bajo la premisa del ser Latinoamericano. En el caso de México su cercanía con EEUU es
aprovechada bilateralmente para profundizar en el comercio fronterizo, pero
también en la inversión privada principalmente del segundo hacía el primero (TLCAN).
El caso de Colombia, Chile y Perú se le suman a la iniciativa mexicana de
consolidar el mercado con los EEUU a través de la alianza del pacífico y con Asía
a través del Arco del Pacífico. En el caso de Venezuela, Bolivia, Cuba y Ecuador
conforman un bloque de corte nacionalista (ALCA) en el que los recursos
energéticos de Venezuela son aprovechados para la intervención social y la
lucha contra la pobreza y de la desigualdad en la región. Todo este desarrollo
hacia dentro se gesta en el marco de estados democráticos con estabilidad
relativa después de ser superado el ciclo de las dictaduras florecidas en la década
de los 70´s y la pérdida de autonomía del ciclo neoliberal.
El meollo para los autores está
en que ninguno de estos gobiernos ha logrado confrontar con agudeza la desigualdad
social que azota la región latinoamericana y más bien se han reafirmado un
continuismo con el modo de organización económica que tiene como principal
objetivo la inserción en el mercado global, ahora no estrictamente con un actor
sino con diversos actores entre los que se destaca China. Este grave problema
sumado al tema del desempleo dejan la democracia en una permanente fragilidad
donde las emergencias de autoritarismos no podrían ser descartadas. También
señala la insatisfacción que hay con el modus operandis de la política en diferentes
países de la región como el caso de Colombia y Bolivia. Por último, menciona la posibilidad que en los
siguientes años de Brasil se consolide como un líder en la región a través de
su posicionamiento en el contexto mundial como país hegemónico al tener un
proceso fuerte de estabilidad democrática y crecimiento económico.
Este último punto convoca una
pregunta crucial, casi siete años después de haberse escrito este texto. ¿América
Latina transita hacía el péndulo de las extremas derecha?, ¿de ser así, Jair Bolsonaro,
actual presidente de Brasil podría auspiciar un panorama de incertidumbres
democráticas insistiendo en la doxa neoliberal y conservadora que niegan la
diversidad y el pluralismo de sus países, las libertades civiles y el actual estado
de crisis ambiental a escala global.? ¿De
ser un actor líder en la región los países como Panamá, Ecuador, Guatemala,
Argentina, Haití, Honduras, Chile, Perú, Paraguay y Colombia serían sus aliados
estratégicos y México, Venezuela, Bolivia, Salvador y Cuba por el contrario sus
vecinos antagónicos?
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