viernes, 11 de octubre de 2019

Apuntes Lectura: América Latina, ¿del neoliberalismo al neo desarrollismo? / Antonio Araníbar Arze y Benjamín Rodríguez.



Escrito por:
 Andrés Felipe Ramírez Arcila.

Pregunta personal ¿Los momentos en que los Estados Unidos pierde la hegemonía global coinciden con la proliferación de las izquierdas en la región? ¿de ser así, ello explica que en el ascenso económico reciente de los Estados Unidos asciendan gobiernos de extrema derecha en A.L?
El texto es una excelente aproximación conceptual y empírica de la transición del neoliberalismo al neo desarrollismo en América Latina.  El primero fue el régimen político que durante tres décadas se afianzó como marco ideológico en las agendas políticas de la región, caracterizado por la intervención directa del FMI y el BM. Estos entes lideraron las reformas realizadas por los gobiernos de diferentes países de América Latina bajo la necesidad de superar el estado de crisis de la década de los 70´s del siglo pasado.   En aquel contexto, el mercado fue el principal ganador. Si bien hasta antes de la crisis la sociedad había sentido las bondades de un Estado de bienestar, alcanzando avances notorios en materia de educación, servicios públicos, salud, infraestructuras y legislación a favor de la fuerza laboral ello fue irrumpido en la era neoliberal.
En términos generales el desarrollo hacía adentro priorizó la industrialización y la diversificación de la economía como eje central del proceso modernizador. Con la crisis de los 70´s, los países de Latinoamérica debieron adoptar una serie de reformas para liberar capitales y obtener liquidez financiera y al mismo tiempo cumplir con los intereses de la deuda externa. De algún modo América Latina estuvo subordinado en sus decisiones a los lineamientos fijados desde el sector financiero internacional constituido por los países más influyentes en la economía mundial como los Estados Unidos. De este modo, el principal ganador en las décadas siguientes 80´s, 90´s y primera década del siglo presente fue el mercado sobre la sociedad a través de la subordinación del Estado. El costo de esta liquidez financiera fue la disminución abrupta en los rubros de inversión social y el desmembramiento de las empresas públicas con excepción de algunos países que optaron por mantener sus derechos sobre la industria petrolera.  
Durante estas tres décadas las economías de la región entran en un proceso de apertura, unos más acelerados que otro como el caso de Chile, Perú, Brasil y México. Otros más moderados como Argentina, Colombia, Uruguay y Ecuador. Esta apertura consistió en las nuevas disposiciones normativas que facilitaban el ingreso de capital extranjero, como también en territorios con abundancia minero-energética y demás recursos primarios. Esto sería acompañado de una serie de tratados donde aumentaba el flujo comercial con bajos aranceles entre los países involucrados. En términos de legislación, se adelantaron diferentes reformas que dieron como resultado la flexibilización laboral, apareciendo nuevas modalidades contractuales como el contrato por prestación de servicios, por obra labor, sin prestaciones sociales y sin posibilidad de estabilidad a futuro. Empresas que eran administradas por el estado fueron abiertas a la venta a firmas extranjeras, muchas veces argumentando baja rentabilidad y despilfarro de recursos.
La doxa neoliberal se desquebrajaría a finales del siglo pasado con la crisis económica iniciada en México y trasladada al oriente asiático de la cual se tomaron medidas de reajuste que tampoco fueron suficientes para evitar la crisis del 2008 producida en los Estados Unidos. Estas crisis dejaron claro que las premisas neoliberales eran insuficientes para asegurar la estabilidad financiera, puesto que en cuestión de horas podían fugarse el ahorro de más de una década. Aunque esta última crisis no afectó gravemente Latinoamérica como si a los Estados Unidos y a varios países europeos dejo al desnudo los graves problemas conllevados por la desregulación del mercado y la necesidad de un control por parte de los estados nacionales.
Es en este periodo justamente donde emergen para el caso de América Latina gobiernos de un corte anti neoliberal, con discursos más moderados respecto a la fe ciega en el mercado como foco de crecimiento económico, estabilidad y progreso social. Priorizando en la agenda pública nuevamente la importancia de un desarrollo impulsado desde los contextos de cada país y en el segundo plano la imperiosa necesidad de mantener indicadores macroeconómicos de alto rendimiento. Es también en este contexto donde se afianzan diversos tratados de libre comercio, procurando conformar bloques regionales, o régimenes de integración regional sobre los cuales proyectar una sola presencia en un mundo multipolar configurado después de las crisis económicas, donde Estados Unidos pierde el lugar unipolar que mantuvo hasta finales del siglo pasado sobre las demás economías del mundo.
Este contexto coincide con una apertura en América Latina no únicamente en términos económicos sino también en términos políticos, gobiernos con agendas plurales, que iban desde los de extrema derecha hasta los de una izquierda antiimperialista y estrictamente nacionalista. También coincide con la emergencia de Brasil como un país candidato a convertirse en potencia mundial junto con China, Rusia y la India. Esto acelera procesos de integración regional de multivariados enfoques, la UNASUR y MERCOSUR como bloques que promovían un nuevo desarrollismo focalizado en la región y, por ende, interesados en aumentar el flujo comercial, humano, financiero, tecnológico y académico entre sí, como también, cimentar una comunidad regional bajo la premisa del ser Latinoamericano.  En el caso de México su cercanía con EEUU es aprovechada bilateralmente para profundizar en el comercio fronterizo, pero también en la inversión privada principalmente del segundo hacía el primero (TLCAN). El caso de Colombia, Chile y Perú se le suman a la iniciativa mexicana de consolidar el mercado con los EEUU a través de la alianza del pacífico y con Asía a través del Arco del Pacífico. En el caso de Venezuela, Bolivia, Cuba y Ecuador conforman un bloque de corte nacionalista (ALCA) en el que los recursos energéticos de Venezuela son aprovechados para la intervención social y la lucha contra la pobreza y de la desigualdad en la región. Todo este desarrollo hacia dentro se gesta en el marco de estados democráticos con estabilidad relativa después de ser superado el ciclo de las dictaduras florecidas en la década de los 70´s y la pérdida de autonomía del ciclo neoliberal.
El meollo para los autores está en que ninguno de estos gobiernos ha logrado confrontar con agudeza la desigualdad social que azota la región latinoamericana y más bien se han reafirmado un continuismo con el modo de organización económica que tiene como principal objetivo la inserción en el mercado global, ahora no estrictamente con un actor sino con diversos actores entre los que se destaca China. Este grave problema sumado al tema del desempleo dejan la democracia en una permanente fragilidad donde las emergencias de autoritarismos no podrían ser descartadas. También señala la insatisfacción que hay con el modus operandis de la política en diferentes países de la región como el caso de Colombia y Bolivia.  Por último, menciona la posibilidad que en los siguientes años de Brasil se consolide como un líder en la región a través de su posicionamiento en el contexto mundial como país hegemónico al tener un proceso fuerte de estabilidad democrática y crecimiento económico.  
Este último punto convoca una pregunta crucial, casi siete años después de haberse escrito este texto. ¿América Latina transita hacía el péndulo de las extremas derecha?, ¿de ser así, Jair Bolsonaro, actual presidente de Brasil podría auspiciar un panorama de incertidumbres democráticas insistiendo en la doxa neoliberal y conservadora que niegan la diversidad y el pluralismo de sus países, las libertades civiles y el actual estado de crisis ambiental a escala global.?  ¿De ser un actor líder en la región los países como Panamá, Ecuador, Guatemala, Argentina, Haití, Honduras, Chile, Perú, Paraguay y Colombia serían sus aliados estratégicos y México, Venezuela, Bolivia, Salvador y Cuba por el contrario sus vecinos antagónicos?  
  

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