domingo, 4 de agosto de 2013

La salsa en Cali, constructora de tejido social.

ESCRITO POR:

ANDRÉS FELIPE RAMÍREZ A.

ESTUDIANTE: LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA CON ÉNFASIS EN CIENCIAS SOCIALES DE LA UNIVERSIDAD DEL VALLE. 

Del mundial deportivo al mundial de salsa.

En la ciudad de Cali aunque se da clausura a los juegos mundiales se celebra el mundial de Salsa,  dos eventos que sin lugar a duda la ponen en el marco global. Cada una causando sus propias expectativas, divergencias y similitudes pero que de igual manera nos ponen a pensar acerca de la cultura caleña que en los últimos días parece estar de moda.

El baile es una actividad que simboliza  gradualmente que es Cali, que es su gente, que son sus gustos y de que modo se construye la convivencia entre sus habitantes, mas donde existe una población diversa  y no homogénea.  Por esto el baile además de ser una expresión artística es una expresión social. 

Podría exaltarse en esta disciplina virtudes que son propias del ser humano como la creatividad, la imaginación, la creación, pero hay algunos de tantos que se han convertido característicos del bailarín de salsa y por tanto emblemáticos. No obstante hay espacio para todo tipo de actitud, de personalidad y hasta de rol social.

A lo que me refiero es a la diversidad que posee el ser humano de ser y manifestarse ante  el mundo a como cada uno lo percibe y a como se sienta bien, pareciera  que es en  el baile donde hay un encuentro con lo verdaderamente esencial de toda persona y no importara nada más allá de su condición social y biológica.

En el participan hombres y mujeres, de todas las edades; niños, jóvenes y adultos, inclusive de la tercera edad, el color de piel no es un patrón de exclusión, lo bailan blancos, negros, mestizos, como también personas de esta o de otras ciudades, no hay rechazo por la orientación sexual; hay heterosexuales y no heterosexuales, o por diferencias religiosas o políticas, la  condición económica no es un determinante para ingresar, si se es rico o pobre lo pueden bailar.  El aspecto físico tampoco obstruye la participación de las diferentes personas; pues  he visto de todo tipo sea gordo o flaco, lindo o feo, alto o bajito.

En este sentido no hay un modelo base que defina quien tiene la posibilidad de bailar o no, puesto que allí el ingrediente que lo define es la actitud de aprender y de gozar que cada bailarín le pone. No obstante también acostumbramos a ver cuerpos deslumbrantes pero son el producto de un esfuerzo continuo de una disciplina forjada con hábitos saludables como la alimentación, el ejercicio, la dedicación y por supuesto del mismo baile.

Por  lo tanto la salsa y los demás bailes son dignos representantes de la cultura caleña pero para lograr tal exposición de talento y brillantez, ha sido necesario la proliferación de escuelas  de salsa que superan las cien y que como algo poco habitual no se concentran en lugares específicos como los barrios de estratos altos, éstas están por toda la ciudad, fuertemente en los barrios populares como una muestra ejemplar de inclusión que propicia el espacio para que el ciudadano de a pie tenga la posibilidad  de ser participe de centros de bienestar y convivencia.

En síntesis la Salsa desde las distintas academias, desde aquel joven del barrio que baila sin temor en la esquina de su cuadra, al igual que los más importantes eventos públicos locales e internacionales como el mundial,  son todos agentes culturales que fomentan y lideran una sana convivencia, abre espacios a la tolerancia y a la aceptación, y cierra otros al rechazo, la estigmatización y a la delincuencia. 



 foto: Andrés Felipe Ramírez A. 



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